Cómo hacer Aceite de Coco

Beneficios del aceite de coco

El aceite de coco es uno de los aceites más nobles que podemos usar, tanto en la cocina como también en la elaboración de mascarillas, jabones y todo tipo de tratamientos caseros para la belleza y la salud. Es un óleo muy resistente a las altas temperaturas, lo que lo hace ideal para cocinar, mientras que también tiene un enorme aporte de ácidos grasos (láurico, mirístico, palmítico) que hacen que sea sumamente fácil de digerir, cuidando de la salud estomacal, intestinal y pancreática. Por si fuera poco, eleva tus energías, acelera tu metabolismo, mejora la salud cardiovascular y el sistema inmune en general.

"Para hacer aceite de coco casero, lo primero es obtener la leche de coco."

Por su enorme aporte de vitaminas y antioxidantes, consumir el aceite del coco y usarlo en tratamientos y productos para la belleza y la cosmética mejorará el aspecto y salud de tus uñas, tu cabello y de toda tu piel. Ya que combate los radicales libres, tu cutis estará menos afectado por las líneas de expresión y la sequedad, tendrás menos arrugas y hasta más brillo, con una piel nutrida a la vez que hidratada.

Cómo hacer aceite de coco en casa

Para hacer aceite de coco casero, lo primero es obtener su leche. Para preparar alrededor de 1 taza de leche de coco, utilizaremos 8 cocos grandes que, al agitarlos, hagan buen sonido de agua. Prepara un cuento o bol grande, colocando en su boca un filtro de pastas preparado con un paño blanco y bien limpio: lo usaremos para filtrar el producto.

Perfora los cocos, con cuidado, en los 3 puntos más vulnerables (de donde el coco se sujeta al árbol) y recupera el líquido en un bol, filtrándolo para eliminar hebras y otras suciedades que pudieran colarse. Abre los cocos en mitades o en cuartos, y colócalos con la carne hacia abajo dentro del horno caliente por 5 a 7 minutos.

Retíralos y, haciendo palanca con un cuchillo, saca la pulpa, córtala en trozos y lleva a la licuadora junto con agua caliente: 3 tazas de agua caliente por cada 2 tazas de trocitos de carne de coco. Pulsa para emulsionar, a alta potencia, y después filtra a través de la tela al mismo bol donde tenías el agua de coco extraída previamente. Presiona bien la tela, para obtener la mayor cantidad posible de leche de coco.

Pon la leche obtenida en un frasco de vidrio con tapa a rosca, bien cerrado, y deja a temperatura de ambiente por 24 a 48 horas para que fermente. Notarás que, pasado el tiempo de fermentación, en el frasco se ha dividido el producto en dos capas: una espesa (la mantequilla de coco) y una líquida. Lleva a la nevera destapado por una hora para solidificar la mantequilla y poder extraerla con mayor facilidad. Colócala en una sartén y calienta a fuego bajo, mientras remueves constantemente para que no se queme, y  evaporar el resto de agua que le haya quedado.