Cómo analizar los lunares en la piel
Los lunares pueden o no ser peligrosos. Por eso es importante llevar un control de los mismos haciendo un análisis de nuestra piel.
Análisis de los lunares
La aparición de lunares es algo bastante habitual, en especial en las pieles de colores más claros. Al igual que las pecas, son pequeños grupos de células de melanina (melanocitos), encargadas de dar pigmentación a la piel.
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Su presencia puede ser espontánea y natural, incluyendo predisposiciones genéticas y genotipos culturales, o bien por factores externos, con señales de advertencia, como sucede en el caso de la exposición a la luz solar ultravioleta, dañina y agresiva.
Cómo analizar el cuerpo en busca de lunares
Algo muy recomendable es hacer un dibujo de tu silueta, de frente y de espalda, en una gran hoja de papel. No hace falta realismo, sino una silueta aproximada. Allí irás marcando con un pequeño punto los lunares que vayas observando, tanto los congénitos (los que tienes desde el nacimiento) como los que vayan apareciendo.
Para llevar un control adecuado de tu cuerpo, será necesario hacerlo una vez por mes, o cada dos meses. Puede ser al salir de la ducha, frente al espejo, y simplemente observando cada centímetro de tu piel para reconocer si hay nuevos lunares, pecas o puntos que hayan aparecido en algún sector. Anótalos en tu gráfica, para poder llevarla contigo en tu consulta anual con el dermatólogo.
Una vez por año debes asistir al consultorio para que el profesional analice tu piel. En casos particulares, también deberás hacer un turno de consulta, en especial cuando aparezcan lunares nuevos de apariencia sospechosa, a partir del análisis denominado "ABCD".
Cómo saber si un lunar es peligroso
El análisis ABCD nos permite hacer una investigación previa de los lunares aparecidos en nuestra piel. Esta sigla define las palabras "asimetría, bordes, color y diámetro", de acuerdo a los siguientes valores:
"Para llevar un control de los lunares, haz un dibujo de tu silueta, de frente y de espalda, y ve marcando con un pequeño punto los que vayas observando."
- A: se analiza la simetría o asimetría de cada lunar. Obsérvalo e imagina una línea que lo separa en dos, a la mitad; si ambas partes se ven como si fuese el reflejo de un espejo, menor será el peligro potencial; si es una mancha asimétrica, puede ser peligroso y debes hacer una consulta con el dermatólogo.
- B: se analiza la regularidad de los bordes del lunar, es decir, si pese a ser simétrico posee bordes poco definidos, como si hubiera sido dibujado con una línea punteada y poco uniforme, en lugar de ser un marco bien delimitado. Los bordes des-uniformes e irregulares son los que merecen una consulta con el profesional.
- C: se analiza el color general del lunar. Los menos peligrosos poseen una coloración uniforme, sea clara u oscura. Los lunares que merecen especial atención son los que los profesionales definen como "de huevo frito", con un color al centro y otro a los bordes, o bien los de diferentes tonalidades en un patrón poco establecido.
- D: se analiza el diámetro y volumen del lunar. Los de tamaño mayor a 6 milímetros merecen consulta con el profesional, al igual que los que sobresalgan demasiado del nivel de la piel. Pero no te confundas con esto: que un lunar sea voluminoso no significa que sea peligroso, de hecho, la mayoría de los agresivos son al ras de la piel. En este punto del análisis, concéntrate sobre todo en observar su tamaño superficial y su diámetro.